La fama del trébol de cuatro hojas arranca de una leyenda popular que nos cuenta que cuando Eva fue expulsada del Paraíso se llevó consigo un trébol de cuatro hojas como acto pudoroso. Los ocultistas afirmaban que el trébol de cuatro hojas, además de proteger contra la locura, les permitía ver a los demonios hostiles y de esta manera podían escaparse de ellos. Los cristianos, por su parte, veían en él el símbolo de la cruz, con cuatro partes, y pensaban que tenía poderes especiales. Esta forma de trébol de cuatro hojas ha tenido siempre una gran simbología en todo lo referente a las bodas y el matrimonio. Ya durante el siglo XVII se extendió la costumbre de diseminar tréboles de cuatro hojas delante de las novias para protegerlas, pues espantaba los hechos malévolos de los malos espíritus, permitiendo que tanto los novios como los invitados disfrutasen tranquilos en ese día tan especial. Existe también una creencia popular que afirma que si lo encuentra una muchacha joven se casará con el primer hombre que vea a partir de ese momento.
Cuando encontramos un trébol de cuatro hojas podemos proceder con él de diferentes formas. Algunos afirman que para que nos de buena suerte tenemos que meterlo en el calzado, otros aseguran que es mejor introducirlo entre las hojas de una Biblia. Las cuatro hojas del trébol tienen su propia simbología particular. Se dice que las cuatro hojas significan fe, esperanza, amor y suerte. Otros sostienen que la primer hoja a la izquierda del tallo nos trae fama, la segunda riqueza, la tercera amor y la cuarta salud. En general el trébol de cuatro hojas se utiliza para la buena suerte. Es un amuleto que actualmente goza de una gran popularidad y se emplea en todas las partes del mundo. En nuestros días se confeccionan tréboles de tres y de cuatro hojas en todo tipo de materiales y se venden como colgantes protectores, anillos y otros adornos. También lo podemos llevar con nosotros en su estado natural guardándolo en bolsitas.
Es una planta pequeña que crece en las praderas y nos tropezamos con ella por doquier. Sin embargo, su pequeñez la hace grande porque nos defiende de los miedos que nos acosan: la pobreza, la enfermedad, el desamor, la insignificancia. Es poco el esfuerzo que tenemos que hacer para poseerla y muchos los beneficios que obtendremos si la llevamos con nosotros haciéndola partícipe de nuestras vidas. El trébol, el humilde trébol, menudo y armonioso se balancea en las praderas, enriqueciendo los campos, devorando el sol y, además de protegernos contra las fuerzas del mal y conferirnos buena suerte, ofrece a nuestros pies una almohada al caminar.
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