Considerada como una pseudo-ciencia, la alquimia se practicó aproximadamente desde el siglo IV a. C. hasta el surgimiento de la química y las ciencias naturales, a comienzos del XVII. Su
época de época de esplendor se sitúa en la Europa medieval
A partir de la etapa final de la Edad Media se escribieron numerosos libros el denominado «Arte Hermético». La palabra alquimia, del árabe al-kimiya,cuyo
significado es similar al de química, tiene, sin embargo, una connotación distinta
al concepto actual del término, ya que hace referencia a trascendental,
espiritual.
La piedra filosofal, el objetivo de la alquimia
Tres fueron los objetivos fundamentales que persiguieron los alquimistas. Por un lado intentaron la transformación de metales innobles, como el plomo y el cobre en metales
preciosos, como la plata y el oro. Además, trataron de crear una sustancia que
fuera capaz de curar todas las enfermedades. Finalmente se aplicaron a
descubrir el elixir de la inmortalidad.
Todo se resumía en la búsqueda de la piedra filosofal, considerada como la única sustancia capaz de conseguir la transmutación, la panacea universal y la inmortalidad. La creencia más
extendida afirmaba que esta sustancia, puesta en un metal innoble como el
hierro, mediante el proceso de fusión, sería transformada en oro.
La verdadera Piedra Filosofal es roja. Este polvo rojo posee tres virtudes:
1. Transforma en oro el mercurio o el plomo en fusión, sobre los cuales se deposita una pulgarada. (Digo en oro, y no “en un metal” que se le aproxime más o menos,
como lo ha creído, ignoro por qué, un sabio contemporáneo)
2. Constituye un enérgico depurativo de la sangre y, cuando se la ingiere, cura cualquier enfermedad.
3. También actúa sobre las plantas, y las hace crecer, madurar y dar frutos en unas horas.
Los siete principios fundamentales
Los alquimistas creyeron firmemente en la existencia de siete principios básicos fueron utilizados para crear sistemas simbólicos. Estos siete
fundamentos eran el fuego, el aire, la tierra y el agua, además de otros tres
elementos esenciales: la sal , el mercurio y el azufre. El azufre poseía un carácter
masculino, mientras que al mercurio se le atribuían peculiaridades femeninas y
pasivas.
La alquimia buscó su apoyo en la ciencia de la astrología, pues desde los tiempos antiguos existía la creencia de que cada metal se encontraba bajo el influjo de un cuerpo celeste; por
ejemplo, el hierro se correspondía con Marte, la plata con la Luna, el oro con
el Sol, y así sucesivamente. De esta manera, cada metal era asignado con un
símbolo igual que el de su planeta correspondiente.
La alquimia parte de la teoría de que los tres elementos fundamentales pueden ser combinados en distintas proporciones para formar nuevos cuerpos.
Los alquimistas:
Los alquimistas, en su afán de conseguir nuevos materiales, desarrollaron diversas técnicas químicas, tales como la filtración y la destilación. Asimismo, crearon nuevas aleaciones,
descubrieron elementos desconocidos hasta entonces y obtuvieron por métodos
químicos los ácidos y las bases más comunes.
Habitualmente, los alquimistas eran también médicos y poseían conocimientos de astrología y filosofía. El más célebre de ellos fue, sin duda, el suizo Paracelso (imagen 1493 - 1541),
considerado como el iniciador de la medicina hermética y la terapéutica
química.
Otros importantes alquimistas fueron Zósimo el Panopolita, autor de varios textos sobre esta disciplina, Bolos de Mendes, que enunció el principio de la Unidad de la materia primera,
Marcus Graecus o Roger Bacon. Cada uno de ellos iniciaba en el arte a sus
discípulos, transmitiéndoles su experiencia.
Los conocimientos fueron registrados por e mediante el empleo de símbolos y figuras; generalmente, estas obras se escribían bajo seudónimo. Por otra parte, la carencia de un patrón idéntico
para el uso de los signos y símbolos dificulta en gran medida el estudio de la
alquimia.
Uno de los textos mentales en el ámbito de la alquimia es la Tabla de Esmeralda, escrita en un lenguaje incomprensible para aquellos que no están iniciados en el arte hermético.
La Transmutación de los Metales
El origen de esta actividad resulta incierto; al parecer deriva de la unión filosofía griega con la práctica de de los antiguos egipcios en la elaboración de sustitutivos del oro.
Las fuentes egipcias
Los papiros de Leyden y de
Estocolmo, datados a finales del siglo III, constituyen hallazgos fundamentales
para el estudio de la transmutación de los metales; En ellos se describen diferentes
técnicas y fórmulas referentes a la elaboración de oro y plata. Los egipcios
calentaban los objetos de oro hasta el rojo vivo, con sulfato alumbre y sal; de
esta manera, los ácidos sulfúrico y clorhídrico resultantes disolvían, los
metales bajos de la superficie del oro, dejando una fina capa de oro puro que
después de pulida, daba la impresión de que todo el objeto poseía idéntico
grado de pureza. Por otra parte, aumentaban el peso del oro, a expensas de su
calidad, rebajándolo mediante una amalgama de otros metales. Todas estas
prácticas serían descriptas también por los primitivos alquimistas.
Tabla de Símbolos de Alquimia
En los papiros hallados también se explica el proceso de dorado mediante el empleo de una amalgama de mercurio y oro. Asimismo, se hace referencia a diversa fórmulas de barnices o materias
colorantes destinados a teñir metales superficialmente.
Finalmente, las fuentes mencionadas aluden a la fabricación de plata y “asemos” una liga parecida a la plata.
Estos papiros podrían haber sido redactados por los primeros alquimistas, sino fuera porque en ellos aparece descrito el proceso de fabricación como un proceso real, y no existe en ellos
ninguna teoría sobre cambios químicos ni se químicos, ni se mencionaa ninguno
de los filósofos antiguos. Tampoco en estas fuentes se recurre al empleo de
símbolos para ocultar el método seguido, ni se hace referencia al carácter
divino de la alquimia.
Los papiros de Leyden y Estocolmo, aunque ponen de manifiesto que con anterioridad al siglo III se llevaron a cabo intentos de fabricación de oro y plata, no son sin embargo, los documentos más
antiguos en los que se alude a las técnicas de obtención de metales nobles.
La alquimia en la Greda antigua
Los primeros alquimistas vivieron varios siglos antes de la fecha de composición de dichos manuscritos. Ya en el siglo IV a. C., en Grecia, los filósofos elaboraron las primeras teorías sobre
la materia y la práctica de las artes químicas. En este sentido, hay que
mencionar la aportación de Demócrito (h. 460 - 370 a. C.), autor de una
hipótesis según la cual todos los cuerpos estaban formados por átomos, las
porciones más pequeñas e indivisibles de la materia.
La alquimia en la actualidad
Hoy en día no abundan los textos que puedan ser considerados en sentido estricto como libros de alquimia; a lo largo del tiempo se han redactado numerosas obras que poco tienen que ver con la
verdadera alquimia.
En la actualidad, diversos procedimientos curativos como la aromaterapia o la homeopatía --basada en la administración de dosis mínimas de las mismas sustancias que, en mayores
cantidades, provocan una enfermedad análoga a la que se combate— toman en
cuenta las posibles consecuencias médicas y la trascendencia de la alquimia.
En todo caso, los alquimistas nunca llegaron a desarrollar métodos propiamente científicos, ya que esta pseudo ciencia nunca se desvinculó de lo mágico, lo sobrenatural y lo metafísico. Sus
teorías sucumbieron ante el nacimiento de la ciencia moderna, basada en el
método experimental.
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